El que no vale para algo, lo enseña. (anónimo).


Hoy voy a ser breve respecto al título, que no es más que uno de esos tópicos que abundan en el suelo patrio. El que sostiene eso es un envidioso.

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Vayamos por parte y veamos a qué se debe esta reflexión. Trabajando en emergencias extrahospitalarias todos nos enfrentamos a la muerte de personas día sí y día también. Según la zona en la que te toque, puede ser más habitual o menos, pero a ninguno nos resulta extraño ver personas que fallecen o que ya lo han hecho a nuestra llegada. De hecho, una de las premisas que todos nosotros debemos tener muy claras si no queremos vernos afectados psicológicamente por esto, es que no le provocamos la enfermedad o el accidente a nadie. Si hemos hecho todo lo que podíamos hacer, hemos cumplido. Si la persona no se salvó no fue porque no lo intentáramos.

Bien, por cada una de esas personas que muere hay otras que se salvan. No voy a entrar en estadísticas, no creo que sea necesario, pero supongo que nadie tratará de discutir en a menudo salvamos vidas. A diario la dotación de una ambulancia es la responsable de que alguien viva un día más, o el personal de un centro de salud, o de urgencias de un hospital, o unos policías que sabían hacer primeros auxilios, o unos ciudadanos que también sabían hacer primeros auxilios, etc… Luego a esa dotación se suma toda la cadena de cuidados especializados, por supuesto. No hay mucha gente que “salve vidas” en solitario, casi todos lo hacen en equipo. Dos técnicos, un técnico y un enfermero,  un técnico con enfermero y médico, dos policías, varios profesores de un colegio…

Tengo una amiga que sostiene que aquellas personas por las que lo hemos intentado todo pero no pudieron sobrevivir velan por nosotros, son nuestros ángeles de la guarda. Me gusta la idea, me parece hermosa y desde luego me reconcilia con algunos casos que no creo que pueda olvidar en mi vida, no son muchos, pero están ahí.

Ahora bien cualquier vida que haya salvado (con el gran compañero que estuviera a mi lado ese día), también le debe algo a los grandes profesores que he tenido a lo largo de mi carrera profesional. A médicos como mi querido amigo y mentor  Victor Gómez, mi admirado David Curtelín, todos los que me enseñaron lo que sé durante mi primer curso de técnico en emergencias sanitarias,  y unos cuantos más por toda España según he seguido formándome. A enfermeros como Alejandro Artero o Jaime con los que hice mis primeras prácticas en medicalizadas. A técnicos como Pablo González  “el asturiano” o Jorge Palla, que se volcaron conmigo para enseñarme y hacerme más fácil el camino. Y me dejo a muchísimos grandes profesores y compañeros que son responsables en mayor o menor medida de lo bueno que pueda ser yo a día de hoy. De lo malo me confieso totalmente responsable, sin compartirlo con nadie.

Y eso me lleva a otra reflexión que compartía hace poco con una buena amiga. ¿Cuántas vidas habrá salvado quien haya sido alumno nuestro en algún momento? Hace unos meses daba cursos de primeros auxilios a miembros del Cuerpo Nacional de Policía de la Jefatura Superior de Policía de Ceuta. Unos días después, agentes de dicho Cuerpo en la Ciudad Autónoma salvaban la vida de una persona apuñalada usando técnicas usadas en el curso. Desconozco si ese agente concreto fue alumno mío o no, pero desde luego alguien le había enseñado a hacerlo. Algo sobre lo que deberíamos reflexionar todos los que nos dedicamos a la docencia en temas de salud, en materia de primeros auxilios, especialmente para población lega. Tener claro que debemos asegurar que damos unos conocimientos mínimos sobre la materia, no vender un diploma.

Bajo este prisma, no cabe duda de que el esfuerzo de luchar por la implantación de la Educación Escolar en Emergencias ( http://edcivemerg.com/ ), merece la pena.

Y desde luego, creo que nuestra vida habrá valido la pena si una sola de las personas que hemos contribuido a formar salva a alguien. Aunque nunca lo sepamos.

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3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Jose Luis, no te lo tomes a mal, yo creo que tu si vales para esto, y con creces, pero claro, no a todos les parece así por lo que leo, solo decirte, que si así fuera, es de mérito que si uno «no vale para algo» pues que lo enseñe para que otros puedan SALVAR UNA VIDA que quizás un día sea la de ese ANÓNIMO ya que todos estamos en el bombo y nos puede tocar.
    … también, decir que no entiendo como por supuestos problemas personales quizás, o diferentes opiniones se pueda desprestigiar a algún compañero en público.
    señores, que todos los que tenemos esta profesión, sabemos que no es fácil estar ok en todas las circunstancias y aun así lo intentamos con notable éxito. un saludo, germán.

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    1. Hola Germán, muchísimas gracias por tus palabras, pero creo que no hablamos de lo mismo. Aunque imagino a quién te refieres, esto no tiene nada que ver con ese pobre hombre. Para bien y para mal mi carrera profesional la tengo más que acreditada en estos años de profesión y de estudios. Y lo que me queda aún 😉 cada cual se retrata diciendo lo que le parece oportuno, y cualquiera que tenga ojos y criterio se dará cuenta de quién tiene un problema serio. Como se suele decir, somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras.

      El tema que trato hoy en el blog es genérico, una reflexión sobre lo bonito e importante que es enseñar a otros a salvar una vida, y lo que eso enriquece la nuestra. El primer párrafo no es más que un recurso literario para llamar la atención, y una cachetada sin manos a los que en vez de usar su energía en cosas buenas, como enseñar a otros, critican sistemáticamente las iniciativas de todos los demás cual vulgar «vieja del visillo», jejeje.
      Un abrazo.

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  2. Ya sé que este tema es de ya varios meses y que mi comentario además no va exactamente con su contenido. En referente a la enseñanza en nuestro sector ahora mismo nos enfrentamos a un problema mayor: el criterio por el cual son elegidos los profesores que imparten el TES en los centros públicos. Yo solo me he encontrado con un profesor con titulación sanitaria (DUE, sin experiencia en el sector).. El resto… Biólogas, bioquímica, educadora social… un desastre.
    Sé que en otras comunidades autónomas está ocurriendo lo mismo y está provocando que las primeras promociones de TES salgan muy descafeinadas (al menos aquellos que parten de cero).

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