Los olores pueden ser agresivos.


Nariz, foto propia.
Nariz, foto propia.

Hoy traigo uno de esos temas a los que me parece no se le da la importancia que merece. Es algo que viene en algunos manuales, que he oído en escasos cursos y que casi que conozco hace, pero en emergencias y seguridad es mejor no usar perfumes o colonias fuertes.

Puede que el hecho de que en muchas ocasiones se trabajen muchas horas seguidas y no siempre haya tiempo de ducharse tantas veces como uno quisiera, o de cambiarse de uniforme tantas veces como desearíamos, haga que la gente tienda a «sobre-perfumarse», y no se debe hacer. No se trata de la mezcla de «colonia sobre sudor» que puede ser bastante desagradable, se trata de dos factores bastante más interesantes.

El primero es que el paciente puede estar hipersensible a causa de muchos factores; traumatismo, alergia, embarazo, problemas respiratorios… Y si llevamos una colonia con un olor penetrante (o incluso una suave), puede provocar una reacción que vaya desde angustia hasta el vómito. Esto es lo que se me enseñó a mi desde hace muchos años, pero hay que sumar una segunda:

La memoria olfativa. Si ante un suceso traumático la persona se impregna de un olor muy característico, cabe la posibilidad de que en cada ocasión que perciba de nuevo dicho olor le asalten los recuerdos de un modo súbito. ¿De verdad queremos que nuestros pacientes terminen asociando algo tan agradable como una colonia o perfume a un accidente de tráfico, una amputación, la muerte de un familiar o algún suceso de similares características. Yo, desde luego, no.

De modo que es mejor no hacer uso de perfumes en nuestro servicio habitual. Basta con ir duchaditos desde el principio, con ropa limpia y desodorante. Y si van a usar algún perfume, al menos que sea muy suave. Es mejor cambiarse varias veces que bañarse en «eau du puturrú» (léase «o de putugú»), cada vez que vamos a atender a un nuevo paciente.

Espero sus opiniones, hasta pronto.

6 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Patricia dice:

    Me gusta.

    Enviado desde mi iPhone

    Me gusta

  2. Tienes toda la rezón . A veces se tiende a estar de guardia como si se fuera a una cena de gala, con el perfume y demás. Una de las cosas que me llama la atención de algunos compañeros/as de profesión es con la cantidad de «joyas» que llevan a parte de lo perfumados/as y maquillados/as. Una cosa es ir arreglado, pero otra es ir sobrecargado. No estamos para vender nada, simplemente atender de una forma limpia y discreta, cuidando mucho nuestra propia imagen e higiene personal.

    Me gusta

  3. Pues mira, a mi no se me había ocurrido nunca pensar en lo de la colonia…, a partir de ahora lo tendré en cuenta!!

    Me gusta

  4. Gracias a todos por los comentarios, estos días y a raíz de la lectura de esta entrada, me comentaba un compañero y amigo, que una conocida trabajaba en ONCOLOGÍA y se ponía un perfume que provocaba que muchos pacientes vomitaran. Y ni se inmutaba. Creo que ya son extremos de falta absoluta de profesionalidad, pero además sus jefes deberían haberle dicho algo. No sé cómo estará regulado tal extremo, pero bueno, todo se reduce a empatía y sentido común.

    Me gusta

  5. BURBU dice:

    Totalmente cierto y comprobado a lo largo de la vida tanto personal como laboral …..
    Aún hoy muchos confunden la higiene con bañarse bajo olores potentes… Provocando reacciones de todo tipo menos agradables…
    Con lo sencillo que es ……..

    Me gusta

  6. Nit dice:

    Gracias por plantear este problema. Hay muy pocos hilos escritos sobre los contras de perfumarse demasiado. Y no solo lo acotaría al mundo profesional, sino también al día a día. Se presupone que los perfumes son olores que a todo el mundo debe alegrar, puesto que son olores que se alejan de otros como los de la descomposición, la humedad, etc., sin embargo, no debe olvidarse que la mayoría llevan productos químicos que los hacen volátiles y duraderos, no son naturales. Ni siquiera los aceites naturales lo son, puesto que la naturaleza no coge kilos y kilos de pétalos de rosa para concentrarlos en una gota. Un perfumen es un olor artificial que, más allá de que pueda gustar o no, también puede afectar físicamente o causar alergias y congestiones inmediatas. Yo he compartido parte de mi vida con una persona con hipersensibilidad olfativa, y es ahí cuando realmente te das cuenta de todos los inconvenientes a los que hacen frente cada día. Montar en autobús puede ser una aventura, pues si alguien sobreperfumado se sube, para la persona con hipersensibilidad es imposible soportar el constante olor artificial en ese lugar cerrado. Lo mismo ocurre en el cine, la sala de espera del médico, el banco o la oficina de trabajo. Muchos creen que se trata solo de personas quejicas, pero no. Realmente les afecta, les congestiona la nariz al instante, les asfixia, se sienten atrapados o les da, estornudos, mareos o arcadas. Una cena de Nochebuena o una quedada con amigos deja de ser divertida y se convierte en poco más que un suplicio. Hace poco que empecé a compararlo con el ruido. Iba en el autobús el otro día y había unos chicos con música trap en el móvil, lo cual es bastante molesto, ya que no te deja pensar en tus cosas, leer o estar en paz. Iba agobiado. Al rato, entró una señora bañada en perfume y se me sentó delante. No era un perfume ni mejor ni peor, pero constante. Entonces pensé: ¿qué diferencia hay entre los chicos del trap y esta señora, si ambos están monopolizando un sentido? Unos el oído, y la otra el olfato. La única diferencia es que, aunque el sonido puede ser molesto y desconcentrante, no está compuesto por químicos.

    Así que gracias por tomarte tiempo en redactar algo al respecto. Un perfumen no siempre es bienvenido.

    Me gusta

Deja un comentario